viernes, 11 de noviembre de 2016

Una noche en silencio

Es graciosa la forma en que el pensamiento nos consume, una tira delgada de estambre separa el miedo y la valentía cómo si tuviera que aprender a tejer un buen suéter, una clase de armadura suave, caliente e inocente que me haga soportar esos dos hemisferios sin temor a perderme en el más frío de ellos y quedarme fría y entumecida.
Un tabaco dañinamente consiente pero al fin "placebo" de mi esperanza ambigua.
¿Cual sería la forma más sutil de poner los pies en la tierra? Quizá tengamos que ponernos frente a una realidad que si es dolorosa, en efecto, es ese tema del cual nadie quiere hablar porque actúan como si vivieran una verdad paralela no entiendo... ¿como pueden bloquear tanto esa puerta? quisiera aprender a guardar el hemisferio más frío en la parte donde mis ojos no puedan mirar y mi esperanza colocarla en la parte clandestina de mis sueños.

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